La vereda de Paris
Ayer la volví a ver, desfilando por la misma verada soleada de siempre cuando va a trabajar de no sé qué ni me importa.
Ayer la volví a ver y pasó lo de siempre, atascado mentalmente, sin palabras, sin saliva y no pude decirle te quiero.
Ayer nos volvimos a ver porque ella me miró con su sonrisa angelical.
Ayer la volví a ver y estaba tan linda, tan radiante como siempre y yo obnubilado de tanto resplandor.
Ayer la volví a ver y nuevamente se escapó la mujer de mi vida.
Ayer la volví a ver, caminaba tan sensual que hasta los ángeles parecían burros.
Ayer la volví a ver, estaba tan linda y tan perfumada que al pasar por un jardín se confundía con unas orquídeas que trataban de emularla.
Ayer la volví a ver tan feliz, tan simple, tan radiante y diferente que ni ruido hizo golpeando los tacones en su vereda, nuestra vereda.
Ayer la volví a ver y como siempre ocurría, ayer la volví a perder.
Hoy también la volví a ver como cada día.
Hoy la volví a ver y le agradecí a Dios.
Hoy la volví a ver como cada día desde hace 3 años.
Hoy la volví a ver y parecía que el sol brillaba más que nunca.
Hoy la volví a ver y mi garganta me animaba.
Hoy la volví a ver tan bella como la sonrisa de una madre.
Hoy la volví a ver y no me temblaron las piernas.
Hoy la volví a ver y sin más la besé.
Hoy la volví a ver.
Todo lo escrito es responsabilidad pura y única de Héctor Rubén Cerulli Socio cofundador de Distribuidora VALHEC SL www.valhec.com
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